La relación de la Panarusa, Ekaterina Brendina y el padre de sus hijos Tomás Herrera, ha sido desde el principio un torbellino de situaciones. Recordemos que ella estaba casada con el miembro de la realeza española, Álvaro de Marichalar y de la nada mientras él estaba en Panamá, un día vio en la playa a Tomás y se enamoró perdidamente de él.
Tuvieron dos hijos y el año pasado se formó tremendo problema cuando él descubrió que ella le había sido infiel.
Ella denunció todo tipo de vejámenes sufridos en la relación y se fue a Rusia. Al llegar la guerra pidió ayuda para regresar a Panamá con su hijos y los fans la ayudaron.
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La relación con Tomás ya estaba totalmente rota, desde el lado sentimental. Él ya tenía una relación y ella se había dado otra oportunidad con un caballero de nombre Nick, con quien al final también tuvo problemas y terminó con escándalo y acusaciones de ser aprovechada, mala gente y demás.
Ahora, ella y el padre de sus hijos se llevan muy bien, tanto que él hasta salió a defenderla recientemente y en estos días se sentaron juntos a hablar abiertamente de lo que les había ocurrido como pareja y el tema de la sonada infidelidad de la Panarusa, con el propósito de ayudar a parejas que estén pasando por esa situación.
Para Ekatherina, la relación de 8 años fue un infierno, porque los celos de Tomás eran enfermizos. Él dijo que amaba a su familia, se sentía pleno con su familia de cuatro personas. Él era feliz, dentro de todo, pero ambos se odiaban como pareja. "Uno llega a ese punto de la relación en que uno quiere que se largue, pero piensa en los niños”, confesó Tomás.
Llegó a entender que ellos no serían felices porque son muy diferentes. Entonces puso sobre el tapete el tema de la infidelidad de ella. Estaba claro de que ya después de eso no hubo vuelta atrás, se había acabado la magia y lo único bonito que tenían eran los niños.
Es consciente de que él provocó toda la avalancha de situaciones que llevaron al escándalo de la infidelidad. Siente que fue el que lo provocó, pero está claro de que ella tiene una tendencia a la infidelidad: "Está en ti quemar a la gente”, le reprochó, aunque este reproche no fue como el de un ex dolido, sino como el de un amigo que es consciente del problema del otro. Ella le dejó claro que aunque él diga que no tiene rabia ella siente que todavía le afecta.
Le tocó a ella revelar lo que pasó. Ella reconoce su acto de cobardía cuando le fue infiel a su primer esposo con Tomás. Y le tomó dos años entender por qué ella había hecho eso con las dos personas más importantes en su vida.
Asegura que con Tomás vivía en una eterna depresión, por la falta de dinero, todo tipo de situaciones, siempre estaba estresada. Aunque la depresión no es excusa, siente que fue el detonante, buscaba emoción para calmar su estado y su baja autoestima.
Escarbó en su niñez, en el abandono y rechazo de su padre, que la abandonó siendo una niña y cómo al día de hoy sigue temiendo e que las personas que ama se vayan.
Con Marichalar dejó claro que todo era perfecto, tenía todo, pero se fue de su lado porque no era ella, se había convertido en la sombra de él.
La relación con Tomás ya no daba para más y eso lo entendió. Ahora aprendió a buscar en ella misma lo que necesita no en los demás.
Aclaró que ella quería tener su familia con él, completa, pero le fue infiel por lo mal que estaban.
Ahora sus hijos están felices, porque ellos ya no ven a sus padres gritarse, pelear todo el tiempo, ahora ellos tienen a sus padres que se llevan bien y eso los hace crecer sanos.